El método Geddes nos ayuda a completar de manera óptima cada una de las etapas de nuestra vida, en el plano individual, y lograr la eupsiquía (vida buena) para todos en el plano colectivo. La espiral de la vida es la llave, -en palabra del propio Patrick Geddes-, “que abre cada uno de los cuatros mundos –el de la afuera y el de adentro, el pasivo y el activo en cada uno de ellos-, es decir, la vida con sus múltiples aspectos o posibilidades”. Si la utilizan fielmente y cada año de nuestra vida tratan, con la ayuda de la espiral, de ver más plenamente el mundo de adentro y el mundo de afuera, “verán que pueden trabajar mejor, recordar mejor, soñar más deleitablemente, proyectar más activa y diestramente y también poner en ejecución mejor las ideas”.
Con los pasos de los años, si seguimos aplicando el método Geddes y utilizamos la espiral de la vida, podremos adentramos cada vez más en cada una de las cuatros cámaras del mundo y avanzar de manera firme y satisfactoria por el camino de la vida. Este es un camino para varias etapas (primavera, verano, otoño e invierno). Para cada una de estas fases de la vida hemos diseñado unos programas formativos («El jardín«, «El bosque«, «La hoja» y «el peregrino«), que nos permite lograr “el óptimo desarrollo de la óptima calidad de vida en cada etapa de la historia de nuestra vida”.
Parafraseando a Antonio Machado, “caminante, el camino se hace al andar”: aprendemos viviendo, transitando por el camino de la vida. Como decía Geddes “solo pensando las cosas a medida que se las vive, y viviendo las cosas a medida que se las piensa, puede decirse de una hombre y de una sociedad que piensan y vive de verdad”. La interacción de pensamiento y acción, de ideal y de hecho, son tan importante para el ser humano, como trabajador o ciudadano, como para el intelectual. Sin este continuo tejer entre la vida interior y la exterior, entre pensamiento y acción, no podremos conseguir el cambio necesario para superar los actuales retos a los que se enfrenta la humanidad.
La vida buena o eupsiquia es un progresivo ascenso individual y colectivo por el árbol de la vida y de la historia, respectivamente. No todos tenemos la suerte que tuvo Dante de ir acompañado por Virgilio en la subida por la empinada cuesta en espiral que nos lleva hacia los planes más elevados de la existencia. Este lugar imaginario y metafórico es para nosotros el Monte Parnaso, donde residen las Nueve Musas inspiradoras de la ethopolítica, la cultura y el arte. Para llegar hasta él tenemos una llave, que es la espiral de la vida, que nos abre cada una de las puertas por las que tenemos que atravesar para llegar al Monte Parnaso. Desde su altura podemos contemplar una visión sintética de la vida y entender “dónde y para qué vivo”.