Ceuta, 15 de diciembre de 2018.
Hoy he quedado con mis amigos Óscar, Clara y Paco para visitar unos afloramientos de roca magmática recientemente identificados en la vertiente norte de la Almina. El acceso al lugar, situado a los pies de la batería del Pintor, no ha resultado nada fácil. Siguiendo las indicaciones del artículo científico que trata sobre estos materiales magmáticos no tardamos en dar con las rocas que ha suscitado este estudio y nuestra visita. No es un afloramiento muy extenso. Apenas posee unos metros cuadrados. Se trata de un tipo de material llamado diorita, muy parecido al granito y con un aspecto exterior áspero. Este magma volcánico se acercó la superficie aprovechando algunas fracturas existente en el propio terreno hace 25 millones de años. En aquellos momentos, de alta actividad geológica, no llegaron a formarse volcanes, pero poco faltó. La presión del material magmático no llegó a ser tan elevada para abrir tubos volcánicos, pero sí que se acercaron a la superficie, tal y como demuestran los materiales localizados en Ceuta.
Al este de las dioritas, y entre los gneiss del Hacho, es posible observar un bello estrato de leucosomas. Este tipo de roca se agrupa dentro de las migmatitas y se producen cuando se dan procesos de fusión parcial de rocas metamórficas debido a las altas temperaturas que aportan los materiales ígneos que afloran a la superficie. En las migmatitas se suelen observar bandas oscuras (melanosoma) y otras más claras (leucosoma) correspondiente al material que ha cristalizado con consecuencia de la fusión parcial de sus componentes. En nuestra visita pudimos observar un amplio estrato de leucosoma en la parte baja de la ladera y un pequeño afloramiento sobre el arrecife costero. Tal y como nos explicó nuestro amigo Paco, en Cabo de Gata hay un leucosoma que es muy visitado por los turista y es conocido como Vela Blanca.
En nuestro recorrido por este tramo del litoral ceutí pudimos percatarnos de la existencia de huellas de barrenados para la extracción de sillares y, posiblemente, para la obtención de mineral de hierro. Cerca de Fuente Caballos la presencia de estos orificios de planta circular o triangular son abundantes, como también lo son los afloramientos de mineral de hierro. No muy lejos de aquí, en la calle Eduardo Pérez, dirigí una excavación arqueológica que permitió la documentación de un horno de forja de hierro datado entre finales del s.XI y la primera mitad del s.XII d.C. Todo indica que no tuvieron que desplazarse mucho para obtener el mineral que necesitaban para la actividad metalúrgica.
Estos hallazgos geológicos e históricos demuestran, una vez más, la extraordinaria geodiversidad de Ceuta y el indudable interés arqueológico, histórico y natural de nuestra ciudad. La pena es el lamentable estado que presenta nuestro patrimonio natural y cultural. En el lado positivo hay que subrayar el mayor interés que suscita el patrimonio ceutí tan dentro como de fuera de nuestro reducido, pero rico territorio.