Ceuta, 26 de agosto de 2019.
Ayer por la tarde me di una vuelta por el arroyo de Calamocarro en compañía de mis queridos amigos Jotono Gutiérrez y Rocío de Torre. Esta última, ceutí y doctora en biología, ha llevado a cabo un interesante trabajO, becado por el Instituto de Estudios Ceutíes, sobre la especies de flora consideradas invasoras en el arroyo de Calamocarro y zonas colindantes. Queríamos evaluar in situ el impacto ambiental de los incendios forestales que han afectado a esta zona protegida durante este verano.
Lo primero que vimos al iniciar el camino fue un ejemplar de culebra de herradura. Por desgracia estaba muerta. Pocos metros más adelante nos encontramos a un grupo de vecinos de Calamocarro, -entre ellos la familia de mi querido amigo Salva Jaramillo-, que por iniciativa propia, y siguiendo las indicaciones de los técnicos de Obimasa, estaban eliminando las cañas y otros restos de follaje que suponen un serio peligro para sus casas en caso de incendio. Lo normal es que para esta labor contaran con la ayuda del personal de alguna de las empresas municipales relacionadas con el Medio Ambiente o con las Brigadas Verdes. Al menos estos últimas le han prestado un contenedor para la retirada del material vegetal.
Una vez que llegamos al cauce del propio arroyo, Rocío nos estuvo informando de una especie invasora que se ha hecho fuerte en el arroyo. Nos referimos a la Gonphocarpus fructicosum. Procede de Sudáfrica y está vinculada con las mariposas monarcas. Su presencia en Ceuta es todo un misterio, aunque Rocío tiene una teoría muy interesante. Ya la conoceremos cuando publique su trabajo científico.
Otra especie de flora invasora que es fácil encontrar en el arroyo es la Asclepias curassavica, que recibe el nombre común de “bandera española”. También está relacionada con el alimento de las mariposas y procede del continente americano.
Nos sentimos aliviados al comprobar que las frondosas adelfas del arroyo no habían sufrido ningún daño. El incendio sólo ha afectado a la ladera oriental del arroyo.
El frondoso pino que preside el arroyo se ha salvado de milagro. Las llamas llegaron a afectar a parte de sus raíces, pero, de manera milagrosa, o más bien gracias al extraordinario trabajo de los bomberos, el árbol se ha salvado. Bajo sus ramas nos sentamos un rato para que Rocío nos explicara el contenido de sus trabajos sobre las especies invasoras. Aprendimos mucho de nuestra amiga y tomamos conciencia del extraordinario estudio que han realizado. No es fácil moverse por ciertas zonas del arroyo debido a los escarpados del terreno y la frondosidad de las zarzas.
A pesar de que ha pasado muy poco tiempo desde el incendio, los helechos están volviendo a crecer. El verde empieza a ganarle espacio al negro de las cenizas, aunque sea de manera lenta.
Nos quedamos tristes y desolados cuando llegamos a la zona de los castaños. De muchos de ellos sólo ha quedado un montón de carbones y otros están heridos por las llamas. Hace falta, para que sobrevivan, que reciban un cuidado y una serie de tratamientos. Esperamos que hagan todo lo posible para salvarlos. También hablamos de que habría que adoptar medidas para evitar que las lluvias otoñales arrastren el valioso suelo vegetal.
A continuación visitamos las torres medievales de la huerta de Regulares y la fuente de la Higuera. Ambas están abandonadas y con evidentes síntomas de graves patologías estructurales. Si no se actúa pronto cualquier día terminarán convertidas en un montón de piedras y ladrillos. Son dos inmuebles declarados Bien de Interés Cultural y la administración tiene la responsabilidad de velar por su protección.
Todo la explanada sobre la que se asientan las mencionadas torres medievales está plagada de residuos. Entre ellos distinguimos hasta pequeñas bombonas de camping gas.
Durante nuestro camino de vuelta por las pistas occidentales observamos que el incendio se había cebado por la vertiente oriental del arroyo, pero había respetado la zona occidental en la que aún se conserva un valiosísimo alcornocal y pinar. Esta vez se ha salvado. ¿Pero qué ocurrirá en otra ocasión? ¿Habrán servido los incendios de este verano para que las autoridades reorienten su atención hacia la preservación y restauración de nuestro maltratado patrimonio natural? Sobre estas inquietantes preguntas estuvimos hablando en nuestro camino de regreso a casa. Aún nos dio tiempo para contemplar un bellísimo atardecer en el poblado de Benzú.