Quisiera comenzar estas palabras mostrando mi agradecimiento al personal de la Biblioteca Pública, en especial a Lola García y Toño Campoamor, por haber hecho posible la presentación on-line de mi nuevo libro mi “Arqueología del alma”. En este apartado tengo que expresar mi gratitud a Ezequiel Teodoro de la editorial Avant por su profesionalidad en la edición de esta obra y en la organización de esta singular Feria del Libro virtual.
A mi hermano Jesús Pérez Rivera le debo el magnífico diseño de la portada. Era la persona más indicada para representar en un cuidado y madurado dibujo lo que soy y lo que en este libro quiero mostrar a los demás. Su texto explicativo del diseño despeja cualquier tipo de duda son la intencionalidad del diseño y sus claves interpretativas.
En cuanto al prólogo, su autor, mi querido amigo Óscar, ha vuelto a dar todo lo que tiene, que es mucho, para expresar las ideas que la lectura de mi obra le ha sugerido e inspirado. Se trata de un texto en el que ha sabido aunar sus amplios conocimientos científicos sobre la vida, con sus inquietudes espirituales y filosóficos. Los dos hemos avanzado en la vida por sendas paralelas y cada vez más próximas, tanto que hemos quedado en una cercana encrucijada del camino para reunir nuestros relatos y darles forma de libro.
Este libro lo he querido dedicar a mi mujer, Silvia; y a mis hijos, Alejandro y Sofía.
Entrando de lleno en el comentario del libro, empecé a salir a la naturaleza ceutí para escribir a finales del verano del año 2013. Lo hice influido por la escuela literaria y filosófica de los trascendentalistas americano encabezada por Ralph Waldo Emerson e integrada, entre otros por Henry David Thoreau y Walt Whitman.
Con el paso del tiempo estas salidas se hicieron más habituales y también se incrementaron mis entradas en mi diario personal en el que iba plasmando mis pensamientos.
El momento álgido llegó en el año 2015. A comienzo de este año escribí los capítulos centrales de mi anterior obra “El espíritu de Ceuta”. Tal y como indica el título de este libro, mi propósito fue percibir, sentir, descubrir y absorber el genius loci o espíritu de Ceuta. Estas primeras intuiciones obtuvieron su confirmación gracias a una serie de hallazgos arqueológicos que realicé hace justo un lustro en la calle Galea.
El estudio de estas piezas arqueológicas lo fui alternando con mis paseos por la naturaleza de Ceuta. En este tiempo se entrelazaron la investigación arqueológica y el estudio de la dimensión mítica, magia y sagrada de Ceuta, así como mi autodescubrimiento personal. Esta combinación de líneas de investigación confluyó en lo que da título a la obra que esta tarde presentamos: arqueología del alma. Esta singular excavación arqueológica la planteé en un plano de la realidad que en la mística islámica denominan “la confluencia de los dos mares”, mundo intermedio o mundus imaginalis. Según iba profundizando en mi mundo de adentro se iba haciendo visible la dimensión trascendente de Ceuta. Por tanto, la arqueología que llevo ejerciendo desde hace u lustro tiene como campo de estudio mi propia alma y la de Ceuta.
Mi diario de excavación tiene algunos rasgos en común con el que los arqueólogos llevamos sobre el terreno, y también algunas diferencias notables. En un diario arqueológico científico se registran y describen de manera detallada estratos, estructuras y piezas arqueológicas, mientras que en mi particular diario de campo lo que plasmo por escrito son percepciones, experiencias, sentimientos, emociones y pensamientos. La manera de describir los paisajes que contemplo tiene cierto modo “arqueológico”, por decirlo de alguna manera, aunque con mucho margen para lo poético.
La documentación gráfica es muy importante en una intervención arqueológica. En mi singular arqueología del alma abundan fotografías tomadas con una intención más ilustrativa que artística. Las he incluido en el libro para que los lectores les sea más fácil recrear con la imaginación lo que yo captaba en mis recorridos por la naturaleza ceutí.
Ojalá tuviera la habilidad de mi hermano Jesús para el dibujo artístico. El dibujo arqueológico pretende representar de la manera más detallada posible, pero a una escala reducida, lo que queda al descubierto durante el transcurso de una excavación. De esta forma, y asistidos por las técnicas de topografía, situamos en el espacio tridimensional los hallazgos arqueológicos. En mi orientación en el espacio geográfico imaginal no dispongo de un nivel topográfico. No obstante, tengo en cuenta los cuatro puntos cardinales e intento cuadrar el círculo sagrado del Estrecho de Gibraltar. Más que un círculo lo que dibujo con mi mente es una esfera que contiene el subsuelo, la superficie y el firmamento, en el que la luna es mi principal referente.
Los resultados de mi particular excavación arqueológica en mi alma y en la de Ceuta he querido darlos a conocer en este libro. Es un libro sin conclusiones. Cada uno que obtenga las suyas. De hecho, el objetivo de esta obra es despertar los sentidos de quienes lean mis relatos y, en la medida de las posibilidades, nutrir y alimentar las almas de los lectores. Me gustaría que mi libro ayudara a la liberar y expandir el alma que quienes lo lean. Como dijo el Bibliotecario del Congreso de EE.UU en 1859, “la verdadera cuestión referente a un libro es si ha ayudado a alguna alma humana”. Parte de esta ayuda consiste en armonizar, satisfacer y armonizar las almas de quienes se asomen a las páginas de este libro.
Este es un libro que habla de alma a alma. En él me desnudo sin pudor y muestro mis sentimientos y pensamientos más íntimos. Utilizo un lenguaje sencillo y fresco, pues la mayoría de la nota fueron tomadas en plena naturaleza. La naturaleza, desde mi punto de vista, incluye lo perceptivo, lo emocional y lo sagrado y abarca la felicidad. Mis momentos de mayor felicidad y gozo son los que experimento recorriendo los senderos de Ceuta.
Es un libro valiente que lleva la autenticidad hasta el límite de lo asumible y mira más al futuro que al pasado. Entre sus páginas hay muchas referencias al Mundo Nuevo descrito por Walt Whitman en su obra “Perspectivas democráticas”. Desde este punto de vista, este libro quisiera un fructificador de nuevos elementos morales y éticos. Como escribió Marco Aurelio: “la virtud no es sino una viva y entusiasta armonía con la naturaleza”.
Voy a terminar esta breve introducción a mi obra “Arqueología del alma” recordando las últimas líneas del diario de Walt Whitman: “tal vez los esfuerzos de todos los verdaderos poetas, fundadores, religiones y literaturas de todas las épocas hayan sido, y seguirán siéndolo en estos tiempos y en los que vendrán, esencialmente lo mismo: apartar a la gente de sus continuos extravíos y abstracciones enfermizas para conducirla a lo común, divino y original y concreto”.
AQUÍ PODÉIS VER LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO
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