lejos de lo que nos inculcan en la escuela y en la sociedad, cada uno de nosotros no debemos aspirar a convertirnos en un especialistas, sino, más bien, en un generalistas capaz de analizar y entender el espíritu y la personalidad del lugar en el que vivimos.
De alguna manera, todos estamos llamados a seres humanos completos, íntegros; personas polifacéticas capaces de desempeñar los papeles en el escenario social de investigadores, educadores, pensadores, diseñadores, activistas cívicos, filósofos y artistas. Una personalidad similar a aquella que encarnó Leonardo da Vinci.
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