Desde hace tiempo tengo la intuición de que este solsticio de verano va a ser distinto. Viene a anunciar el definitivo declive del viejo mundo, movido por el lucro y el poder; y la emergencia del Mundo Nuevo, dirigido a la potenciación y renovación de la vida. Estamos a las puertas de una nueva, y quizás definitiva, mutación de la conciencia. Lo percibo en el ambiente social, político, cultural y artístico. El Mundo Nuevo trae una renovada visión del lugar, del trabajo y de la gente. Nuestros sentidos se encuentran especialmente afinados. Los ojos percibe nuevas tonalidades de color; nuestros oídos captan sonidos antes inapreciables; nuestro tacto se ha vuelto suave y delicado; nuevos olores inundan el aire de nuestros pueblos y ciudades; el paladar aprecia sutiles sabores..; y nuestro sexto, el espiritual, se despierta después de un largo dormitar.
Los viejos ideales sociales, dominados por el dualismo, entre ricos y pobres, los de arribas y los de abajo, son sustituido por una concepción integral del ser humano; la economía del poder va a ser sustituida por la economía de la vida; el lema “todo por el dinero” se descuelga de nuestras mentes para ser cambiado por un nuevo propósito: “no hay riqueza sino vida” (John Ruskin); las viejas religiones dogmáticas y doctrinarias van a ser barridas de la faz de la tierra: una nueva espiritualidad se impone con fuerza por todos los rincones del planeta. La ética y la política se unirán en la hasta ahora desconocida ethopolítica. Los ciudadanos dejaran de ser espectadores pasivos para tomar el escenario, -nuestras plazas y calles-, y representar un nuevo drama social.
La ciencia disgregadora y al servicio del poder será sustituida por una síntesis integradora de conocimientos que nos conducirá a una sabiduría universal y generalizada. De esta síntesis surgirá una nueva dirección para nuestras acciones y una educación dirigida al autodesarrollo personal y colectivo.
Sin algo distinguirá al Mundo Nuevo es el pleno desarrollo de la creatividad. Los nuevos ideales y las remozadas ideas conducirán a una desconocida potenciación de la imaginación. Nuevos planes y proyectos emergerán para reparar la tierra y recultivarla. La belleza volverá a nuestras ciudades y los paisajes reverdecerán. El mítico Jezr caminará de nuevo sobre la tierra y, allí donde pise, aparecen brotes verdes. Sobre este bello paisaje, la verdad y la bondad se impondrán para que todas las personas tengan la oportunidad de una vida digna, plena y rica.
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