Ceuta, 11 de febrero de 2016.
Tenía muchas ganas de sentarme a escribir con el mar como trasfondo. Desde que empecé a estudiar las oposiciones no he tenido un hueco para dedicarlo a la escritura. Estoy realmente decidido a prepararme las oposiciones para secundaria. No sé cuál será el resultado de todas las horas de estudio que voy a dedicar a las oposiciones, pero a buen seguro que merece la pena intentarlo. Más que una prueba de oposiciones son una prueba para mí de esfuerzo, voluntad y constancia. Necesito demostrarme que soy capaz de lograr objetivos que requieren perseverancia y disciplina. Además lo asumo como una responsabilidad personal hacia mi mujer y mis hijos.
Esto no quita que añore mis salidas a la naturaleza. Cada mañana, lo primero que hago, es asomarme a la ventana para ver el firmamento; y, entre folio y folio, levanto la mirada para contemplar el alba y su lucero. Según transcurre la mañana miro de reojo el paso rápido de las nubes en este tempestuoso mes de febrero. Nadie les presta mucha atención, pero a ellas poco les importa.
A veces, mientras estudio, veo la sombra de las gaviotas que pasan cerca de mi ventana y también escucho con frecuencia sus graznidos y de los numerosos grajos que desde tiempo para acá observo en los cielos ceutíes. El sonido de las aves da alas a mi imaginación. Me recuerdan el ambiente de “La Isla del Tesoro” y del puerto ballenero en el que embarcó el joven Ismael antes de emprender su aventura en la diabólica caza de Moby Dick.
A poco que miro el horizonte vuelve a mí esa agradable experiencia de abarcar la totalidad del espacio geográfico en el que me encuentro. El tiempo se detiene y viajo a un tiempo pasado en el que la naturaleza lo dominaba todo. Esta Ceuta desaparecida antaño se reivindica a través mía y se muestra en su pura esencia virginal. Se queja de manera amarga de las continuas violaciones que lleva sufriendo por el ser humano. Llora en este instante sobre mí y sus lágrimas, en forma de lluvia, mojan mi cuerpo, mi libreta y mis gafas. Mi unión con el genius loci de Ceuta es muy estrecha y me siento alegre y agradecido. Cada día tengo más claro que mi principal legado serán estos escritos que quedan plasmados en mis libretas.