Ceuta, 14 de diciembre de 2016.
Estaba convencido de que hoy no la vería, pero al volver de la magnífica exposición de fotografías y haikus de Ana Caballero y Raúl Fernández, he contemplado a la luna llena reluciente en el cielo. Al llegar casa me he asomado por la ventana para disfrutar de una bellísima estampa del firmamento. El cielo está despejado y limpio tras la lluvia de esta tarde. Su color es de un azul plateado que me tiene embelesado. Sobre este bello fondo se representa una escena inigualable. Orión, con su cinturón de diamante vuela para aferrarse a la luna para utilizarla de escudo. Le acompañan sus dos fieles canes. El más grande mira de frente y luce orgullo en su cuello la brillante medalla de Sirio, el sol de la noche.
Las nubes juegan conmigo. Cuando bajo a la calle para fotografiar a la luna, la tapan. Y al regresar a casa, la vuelven a mostrar. Querían que me fijara en ellas. Motivos tenían. Nunca me había fijado en la inaudita belleza de unas nubes azules que desfilan, por delante de mi ventana, empujadas por el aliento de Céfiro.
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