Ceuta, 4 de junio de 2016.
Me encuentro a pocos metros del solar en el que apareció el betilo y el talismán. El viento de poniente sopla con gran intensidad. El cielo presenta un azul intenso, solo contrastado con unas leves nubes blanquecinas. El aire huele a mar con una intensidad propia del fondo oceánico. Es un olor muy peculiar, pero a la vez familiar. Es el olor de mi niñez, de mis días junto al mar, de mis tardes de playa con mis hermanos y la sombra del sol.
He sentido el impulso de lanzarme de cabeza a la profundidad del mar para sentirme acariciado por las olas de un agua salada que me recuerda mi origen ancestral. Mi sangre es la suya. Estas aguas turbulentas y agitadas son las mismas que bombean mi corazón…Siento la necesidad de expresar sin cortapisas todo mi pensamiento. No quiero dejar de decir nada de lo que soy. Todo lo que siento nace de mí, pero a la vez pertenece a la Madre Tierra. Yo soy un simple escriba. Un privilegiado secretario de los sentencias de la naturaleza. Todo lo que digo, todo lo que soy es producto de la voluntad divina. Mi alma es una cometa soltada al viento.
Absorbo con cada aspiración la esencia de Ceuta. Siento su luminosidad prodigiosa. Me considero un ser privilegiado. Deseo desprenderme de mi rugosa piel terrenal. Mi alma pide paso. Mi sensibilidad está a flor de piel, tanto que mis ojos se llenan de lágrimas con suma facilidad. Me siento frágil, pero al mismo tiempo fuerte sereno como la piedra de granito sobre la que me siento.
…El aire sopla con fuerza. Entona una melodía que pocos saben apreciar e interpretar. Es tan fuerte que desplaza mi cuerpo.
Huelo y huelo sin parar el olor a mar ¿Qué soy? ¿Qué siento? Un alma a merced del mar.
A ti que lees estas notas tomadas en el Estrecho de Gibraltar. No dudes, no anestesies tu voluntad. Se tú. Se fiel a lo que eres y todo los secretos del mundo se te mostrarán sin dificultad. Vive, ama, baila con tu alma y respira el elixir vital.
Eres pura esencia de la eternidad. En ti reside la misma sustancia que da forma a las estrellas y al suelo de pisas. No dudes. No sufras. Sigue sin dudar el camino que se abre ante ti. Has venido a este mundo con un propósito y tu felicidad depende de descubrirlo y cumplirlo.
La vida es un gran don que debes aprovechar y disfrutar.
No estás solo. Yo siempre estaré a tu lado, pues formo parte de ti.
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