Ceuta, 5 de mayo de 2016.
Miro hacia el cielo y observo el lento avance de las nubes sobre el horizonte. Con gran dificultad el viento consigue moverlas debido a su gran peso. Las gaviotas comienzan su actividad y veo los primeros vencejos volando cerca de mi ventana. Estas aves no saben nada del Día de la Tierra que se celebró hace pocas semanas. Tan sólo atisban desde las alturas un paisaje ocupado por edificios, calles de asfalto y ruidosos vehículos de dos y cuatro ruedas. En su interior o sobre estos grandes artefactos se sientan unos seres humanos aislados de todo lo que les rodea. No les ven a ellas ni al resto de las aves que en estos días de inicio primaveral vuelan entre ellos. No reparan en las nubes que dan carácter al día ni contemplan el fascinante espectáculo de la salida del sol. No escuchan el graznido de las gaviotas ni el agudo trinar de los vencejos y las golondrinas. No huelen las fragancias que desprenden los árboles y plantas que ya muestran sus renovadas hojas y sus coloridas flores. No prestan atención a las sombras de los pájaros que se proyectan sobre las frías aceras de nuestras calles. No aprecian la brisa marina que acaricia las pocas partes de su cuerpo que no llevan cubiertas ni huelen el olor a sal que desprende el aire después de su paso por el mar. Un mar que es posible ver entre algunas calles de Ceuta y que nos recuerda que ésta es una ciudad abrazada por dos mares que unen con sus aguas a dos continentes.
Veo desde mi ventana pasar a algunas personas camino de su trabajo con auriculares encajados sus orejas. A ellos les interesan los asuntos terrenales, a mí los celestiales. Ellos organizan su tiempo con un estricto horario: una hora para entrar a trabajar, otra para descansar; un hora para salir y otra para comer y descansar; un hora para cenar y otra para ver la tele y holgazanear…Así discurren las horas hasta que un día la vida se acaba. El cosmos y la vida seguirán su curso cumpliendo un plan cuyos objetivos y contenidos superan la capacidad de comprensión de los seres humanos. Unos seres dotados del extraordinario don de la conciencia y el pensamiento. Estas capacidades nos abren la posibilidad de participar de manera activa, como co-creadores, en el despliegue del inabarcable plan celestial. Sin embargo, desperdiciamos esta oportunidad de traer más amor, sabiduría y belleza a este mundo, o lo que es peor, utilizamos nuestros innatos dones para destruir la naturaleza.
El actual sistema económico ha conseguido divorciarnos de la naturaleza no para hacernos más libres, sino para atarnos a su diabólico carro y arrastrarnos por el camino enfangado que ha trazado para nosotros. Creemos de manera ingenua que nacemos libres, pero en verdad nacemos esclavos. Somos hijos de esclavos encadenados a muros hipotecados, a coches y muebles pagados a plazos, y a trabajos en muchas ocasiones forzados. Todo para pagar aquello mismo que nos esclaviza. Desde pequeños nos vamos acostumbrando a la vida de esclavos que nos espera: horarios fijos, deberes mecánicos y aislamiento de la naturaleza por los muros de colegios e institutos. Cuanto antes nos acostumbremos a una vida rutinaria a nuestros hijos e hijas menos sufrirán ante la falta del más preciado bien que anhela el ser humano: la libertad. Necesitamos de ella para dejar fluir nuestro pensamiento, nuestra imaginación y nuestra creatividad. Necesitamos disponer de nuestra vida para poder recorrer, como dijo Thoreau, “este amplio jardín y beber de los sutiles influjos y las sublimes revelaciones de la naturaleza”.
Nuestras cadenas más pesadas y rígidas son las que nos atan a ciertos ideales sociales, económicos y políticos alejados de la verdadera esencia del ser humano. Ciertas doctrinas religiosas y políticas son como aquellas grandes bolas de hielo que se ataban a los pies de los presos y esclavos. Su peso nos impide avanzar por los caminos de la ciencia, la filosofía y la imaginación. En estas condiciones nunca alcanzaremos la “Montaña de las Delicias” de la que hablaba Bunyan en su obra “El Progreso del Peregrino”. Esta montaña es similar a la del Parnaso: la morada de las Musas. Ellas son el motor de la espiral de la vida que hacen girar mientras cantan y bailan al son de la música celestial. Pocos son los oídos que captan esta melodía que sirve de banda sonora a la vida. Las aves, por vivir en las alturas y sobrevolar las montañas, conocen bien esta canción y la interpretan para los seres humanos. Pero, por desgracia, pocos saben escuchar y descifrar el lenguaje de los pájaros. Según la mitología y tal como nos cuenta Funcanelli, “el célebre adivino Tiresias tuvo un conocimiento perfecto de la Lengua de los pájaros, que le habría enseñado Minerva, diosa de la Sabiduría. La compartió, según dicen, con Tales de Mileto, Melampo y Apolonio de Tiana”. Pienso en esta Lengua de los Pájaros, madre y decana de todas las demás, mientras escucho absorto el trinar de los vencejos que acompañan a Perséfone en su regreso desde el profundo reino del Hades.
Creo que la naturaleza ofrece sus constantes espectáculos, como el canto de los vencejos, en agradecimiento a los pocos seguidores que contemplamos con atención y entusiasmo este maravilloso drama que es la vida. Nos sentimos orgullos y felices de dedicar nuestro tiempo a escribir la crónica de esta obra sin igual. Una representación eterna a la que todos estamos invitados a participar como actores, tramoyistas o decoradores. No podemos destruir o afear el escenario en el que discurre la vida. Debemos quererlo y respetarlo. Sobre sus tablas se han representado muchas vidas y muchas otras que vendrán. A lo más que podemos aspirar es a dejar una pequeña anotación en el margen del guion diciendo: “estuve aquí y cumplí lo mejor que puede mi papel”.
Windy Woods dice
Las montañas me enseñaron a no pensar, y así darme cuenta de la gran presencia de espíritu que se esconde tras nuestro cerebro, y tras el pensamiento. Los divinidad de los pájaros, lo mismo que la de la montaña (quizá por como dices, estar tan cerca la una de los otros ), es sólo visible para aquellos que se detienen, detienen el auto, el mp3, telecinco, la política, todo lo que nos hacen creer que es importante….y sencillamente están. Son.
Ser es lo más importante. Vivir.
Si eres, los pájaros nunca pasarán desapercibidos, para mí son uno de mis amores. Los mirlos juegan al despiste sobre mi tejado cada mañana, y tiran huesecitos de cereza contra mi ventana. Vencejos como mensajeros del aire, traen noticias de las nubes, llegan a volar a dos mil metros de altura!!! Que no habrá visto un vencejo!!!
Los pájaros viven, y son alegría, en sus trinos y las risas de las gaviotas, en sus tontas piruetas aéreas. Aprendamos más de los pájaros y menos de la tele.
Mil gracias por otro maravilloso y reconfortante escrito!!! 😀
admin dice
Pues te enseñaron muy bien las montañas a pensar y a sentir. Dices cosas muy profundas con una gran claridad, sencillez y sensibilidad. Sí, dices bien, lo importante es ser y vivir de manera plena, rica y significativa. Cuando lo haces descubres las maravillas que nos rodean y entonces los pájaros, los árboles y el resto de los seres vivos nos reconocen como uno de los suyos y nos hablan o envían señales. Yo también amo con pasión a los pájaros. Admiro sus elegantes vuelos, sus cantos y graznidos. De todos ellos siento una especial predilección por los vencejos y las golondrinas. Para mí son el cortejo de Perséfone.
Estoy muy contento de haberte conocido. Resulta muy reconfortante saber que hay personas que comparten tu misma manera de ver, sentir y pensar la naturaleza. Permíteme sugerirte que sigas escribiendo. Lo haces muy bien. Y que compartas los frutos de tu escritura con los demás. Necesitamos traer toda la bondad, la verdad y la belleza que podamos a esta tierra maltratada por el ser humano. Todos estamos llamados a renacer para convertirnos en un numeroso y poderoso «ejército» de guardianes de la vida.
Windy Woods dice
Con tus palabras has tocado un botón que descubrí hace poco, algo sobre lo que reflexionaba…. relacionado con la manera en que vemos las cosas en el mundo moderno, debido a las redes sociales.
Pienso en Thoreau y los días de lluvia, en él escribiendo en sus diarios, todo aquello que veía, sentía, pensaba, era… escribiendo largo sobre una lucha entre una hormiga negra y una roja, cada detalle… y como ahora eso ha sistituído por tonterías en los muros de facebook, «me estoy tomando una cerveza» «hoy paella»… y en eso queda todo, un título de la acción, ya no explicamos lo que significan las cosas para nosotros, quizá incluso, mientras las hacemos estamos pensando en subirlas a la red, de modo que el hacer algo, queda reducido a media acción, pues no estamos centrados ni viviendo ese momento.
Me he comprado un cuaderno, uno bueno, lo he encargado y me tiene que llegar, elegido con calma para escribir aquello que es importante, que es básicamente todo … y el cuaderno será mi nueva red social.
Ayer, leyendo, llegó esto a mí, y pensé que te gustaría, pues está relacionado con esta entrada y el estar aislados:
«Muchas personas son tan prisioneras de sus mentes que la belleza de la naturaleza no existe realmente para ellas, puede que digan «qué flor tan bonita», pero eso es solamente una etiqueta mental mecánica. Porque no están quietos, presente y no ven realmente la flor, no sienten su esencia ni su santidad, lo mismo que no se conocen a sí mismos ni sienten su propia esencia tampoco.
Como vivimos en una cultura tan dominada por lamente, la mayor parte del arte moderno, arquitectura, música y literatura, están privadas de belleza, de esencia interior, con muy pocas excepciones. La razón es que las personas que crean este arte, no pueden -ni siquiera por un momento-liberarse de sus mentes, así que nunca están en contacto con ese lugar donde la creatividad y la belleza surgen.
La mente, abandonada a sí misma crea monstruosidades, y no sólo en las galerías de arte. Miren nuestros paisajes urbanos y desiertos industriales. Ninguna civilización ha producido tanta fealdad» (Eckhart Tolle)
Ante esto, pensaba, lo cuidadosos que hemos de ser (así como selectos) con nuestras palabras y el trato a los demás, ser una pequeña brecha de luz en un desierto industrial. Mostrar el espíritu que hay detrás de «hoy paella»…
Por cierto, que un vencejo cayo a mi terraza la semana pasada, y mi gata estaba «jugando» con el, lo recogí y por suerte no estaba herido, aunque si sufrió un buen susto el pobre! Lo tuve contra mi corazón unos minutos y me llenó de partículas de nube, su cara era como la de un pequeño halcón. Abrió los ojitos, se posó en la barandilla y salió volando.
admin dice
Las redes sociales son un arma de doble filo: en el lado positivo, permite conocer a personas que tienen similares inquietudes a las tuyas y con las que puedes compartir sentimientos, pensamientos y coordinar planes y acciones. Sin embargo, como casi todo en la vida, tiene su reverso. Estas potentes aplicaciones informáticas como Facebook pueden capturar tu atención y no dejarte escapar. Es fácil verse pasando hojas y hojas sin sentido, tiempo que restas para cultivar tu vida interior y recoger los mejores frutos que pueden dar tu jardín. Creo que un uso racional de las redes sociales es interesante para dar conocer tus ideas y alimentar tu alma con las reflexiones y expresiones artísticas de otras personas. Por desgracia, es difícil encontrar algo que merezca la pena y que sea original y no copiado de otros. En general, aprecio que la mayoría de las personas sienten un gran miedo a expresar su propio punto de vista sobre asuntos que no sean la política o los deportes. Existe un enorme temor a desvelar lo que llevan dentro cuando puede que sea de gran valor y significado. Todos, como decía Thoreau, gozamos de momentos de lucidez y éxtasis, pero pocos “son capaces de aferrar y enfrentarse al pensamiento que les visita, aunque este sólo se debe a que son demasiado vagos para poderlo expresar, o para que deje siquiera una impresión consciente” (Thoreau, Musketaquid). Por eso es importante dejar constancia por escrito de estos momentos en una libreta o diario. Así que me alegro de que pronto tengas en tu poder un cuaderno que te permita convertirte en una “proveedora de los dioses” (Thoreau). Siéntete afortunada por la posibilidad que tienes de gozar de una vida plena, rica y significativa. Muchos pasarán de la cuna a la tumba sin haber probado el delicioso sabor de la vida. Tú ya conoces su color, su olor, su tacto, su olor y su sonido. Disfruta a tope de tu camino por la vida y deja constancia de tu peregrinaje por la senda de tu destino. Decía Goethe que “en el lenguaje y en la escritura se produce a sí mismo, ser representa, también para sí mismo. Sólo sabrá quién es cuando lo haya dicho, o lo haya escrito”. Además de su innegable utilidad para tu propia autoconstrucción, estas anotaciones servirán a otros para despertar a la vida y dejar atrás una existencia superficial y vacua.
Lleva mucha razón Eckhart Tolle en todo lo que dice y en denunciar la fealdad que inundan al mundo. Es un mundo afeado por seres poshistóricos y deshumanizados. De ahí la importancia, como bien dices, de arrojar algo de luz sobre este mundo de oscuridad para que luzca su verdadera belleza.
Bella experiencia para la que has podido disfrutar con ese vencejo a que has ayudado a que vuelva a volar. Tuvo suerte de caer en tus delicadas manos. Ya hay algo que os une para siempre.
esteparius dice
Me gusta tanto el escrito como el comentario de Windy
admin dice
Muchas gracias. A mí también me gusta el comentario de Windy. Te agradezco el mensaje que has querido dejar en este blog. Saludos cordiales,
Windy Woods dice
Sí, José Manuel, llevas razón en lo del arma de doble filo… Recogemos muchísima información rápida, y pocos son los que se detienen a leer cuando escribimos más de tres líneas… Una verdadera lástima porque ahí es donde dejamos constancia de lo que pensamos , sentimos y somos. Pero por otro lado, para aquellos que buscamos eso, lugares como este, tu blog son un oasis para el espíritu!! 😀
Esteparius, gracias por lo que me corresponde. Las entradas de José, sin duda invitan a la reflexión y sacan a la luz pensamientos que a veces ni sabíamos que tenemos!
admin dice
No hay mayor satisfacción para alguien que escribí que tener constancia de que sus escritos sirven para expandir y dilatar el alma de quien los lee. Me siento muy honrado de haberlo conseguido en tu caso, Windy Woods. Tu presencia al otro lado de la pantalla es un aliciente importante para seguir escribiendo. Un afectuoso saludo,