Nuestra vida cobra sentido cuando se dirige hacia un fin y significado cuando entendemos el dónde y para qué vivimos. El sentido de la vida es el mismo que el de la espiral. La vida danza, El mundo danza, la humanidad danza y nosotros danzamos al ritmo de las Nueve Musas del Parnaso. El movimiento forma parte de la vida. No vivimos en un mundo estático, como quiere imponer el pensamiento analítico y mecanicista.
Como historiador y arqueólogo he dedicado mucho tiempo a intentar descifrar el mensaje oculto que encierra las Nueve Musas del Parnaso, siguiendo los trabajos de Patrick Geddes. Las voces de las Musas y su danza pueden y deben ser una inspiración para lograr una política sinergética en todos los países y una vida digna, plena y rica para todos los habitantes de la tierra. Su reinterpretación es una alegoría de la vida. Un llamamiento a enriquecer nuestro mundo de adentro y sembrar en él la semilla que con la próxima primavera emergerá para anunciar la renovación de la vida y una nueva mutación de la conciencia. Cerremos los ojos, abramos nuestros corazones y escuchemos el canto de las Musas. Bajo el influjo de su melodía dancemos todos los pueblos y culturas del mundo en perfecta armonía, ritmo y equilibrio.
Nosotros estamos en el vértice de la espiral de la vida. Cuando la vida social y la vida individual danzan de manera armoniosa nos permita gozar de una existencia digna, plena y rica. Una vida que merece ser vivida. La interpretación de la música de la vida social plena corre a cargo de Erato, Polimnia y Euterpe. Ellas encarnan el amor, la sabiduría y el arte. Erato nos anima a ser solidarios con los demás; Polimnia a aplicar el pensamiento holísitico para entender y comprender la realidad. Y Euterpe agita nuestro interior para que expresemos lo que nuestra voz interior tiene que cantar.
En el centro de la vida social plena se encuentra Clio, la Musa de la historia, la cual va marcando la evolución de nuestro pensamiento y acción colectiva. Le acompañan Caliope, la Musa de la elocuencia, necesaria para la comunicación efectiva de la política sinergética. Y Talia, la Musa del éxito y la comedia, que inspira y alienta nuestros logros colectivos.
Nuestro lugar es a menudo dañado por nuestra ignorancia, desidia o falta de amor a la naturaleza. Melpomene se entristece con estos hechos, pero Terpsícore nos marca el ritmo sinergético para restaurar nuestro medioambiente. Una labor que es observada y aplaudida por Urania,
La espiral de nuestra vida individual gira también siguiendo el canto de las Nueve Musas. El árbol de los siglos es sustituido por el árbol de la vida. A lo largo de nuestra existencia, y bajo la inspiración de las Musas, vamos completando las Siete Edades del Hombre y la Mujer tomando con referencia los ideales que encarnan los Dioses y Diosas del Olimpo.
Nuestra vida cobra significado cuando el camino de la vida tiene como meta la bondad, la verdad y la belleza. Erato alienta actos de amor dirigido a nuestros semejantes y a todas las formas de vida. Polimnia nos anima para proseguir en nuestro desarrollo intelectual y en la búsqueda de la verdad, Y Euterpe nos inspira para dar forma a nuestro ser interior a través de la creación artística Un amor dirigido hacia todas las formas de vida y acción etho-política para cuidar y favorecer la vida. Sabiduría para compartir nuestro pensamiento con los demás, pues como afirmó Lewis Mumford: «sólo aquellos que día a día tratan de renovarse y perfeccionarse serán capaces de transformar nuestra sociedad, mientras que aquellos que estén ansiosos por compartir sus altos dones con la comunidad entera, -en verdad, con toda la humanidad., serán capaces de transformarse a sí mismos». Y arte para expresar la Verdad que reside en el interior de cada uno de nosotros, ya sea mediante la pintura, la escultura, la fotografía o cualquier otros tipo de expresión artística.
Según vamos completando las fases de nuestra vida se incrementa nuestra grado de participación activa en la vida cívica del lugar en que el vivimos. Caliope nos ayuda en este empresa facilitándonos la suficiente elocuencia y Talia celebra los éxitos colectivos que hemos conseguido impulsar y alentar.
Llegamos así al plano superior de nuestra espiral de la vida. Melpomene nos recuerda el sentido trágico de nuestra existencia: la finitud de la vida. Ello nos anima a vivir de manera equilibrada y activa, siguiendo el ritmo que nos marca Terpsícore, y con el objetivo de lograr una vida digna y rica en la plenitud que encarna la Musa Urania. Nuestros logros y hazañas son nuestra aportación creativa a la constante renovación de la vida.
Llegado a este punto uno mira para atrás para descubrir que mi vida cobra un sentido, el de la espiral de la vida, a la que he dedicado tampoco descifrarla, y un significado. Nací en Ceuta para impulsar un cambio en la conciencia colectiva e imprimir ritmo a la política cívica del lugar que me vio nacer y en el que trabajo y vivo. He dedicado mi vida a la defensa de la vida y del patrimonio heredado, al estudio de la historia local y a la expresión de mis pensamientos todos aquellos medios que he considerado efectivos.
He querido que mi voz se escuchara, para lo que he contado con la inspiración de Calíope. He contado lo que tenía que decir y creo haber contribuido, aunque fuera de manera modesta, a la difusión del pensamiento de Patrick Geddes y Lewis Mumford. Sus ideas me ha servido para movilizar a un grupo de ceutíes en la acción cívica dirigida a la defensa, estudio y difusión del patrimonio cultural y natural de Ceuta. Sólo la Musa Talia sabe si he conseguido el éxito en esta empresa o si lo conseguiré en el futuro. Queda mucho por hacer y sólo la política sinergética será capaz de superar los retos ambientales, sociales y económicos a los que se enfrenta la humanidad.
Me siento mucho veces como Melpomene: pensativo, meditabumdo, triste, desencantado…Pero cuento con la ayuda de Terpsícore que en estos momentos de abatimiento personal es capaz de imprimir el ritmo que necesito para lograr mis objetivos personales y profesionales.
No me considerado una persona especial. La vida que yo vivo está al alcance de cualquiera. Todos y cada uno de nosotros hemos nacido con un propósito. Si somos capaces de cerrar los ojos y calmar nuestra mente las Musas nos comunicarán para qué estamos aquí y cuál es nuestra misión vital. Yo, como muchos otros, hemos «ido a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentarme sólo a los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que la vida tenía que enseñar, y para no descubrir, cuando tuviera que morir, que no había vivido».
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