El diagrama de la espiral de la vida a simple vista parece bastante complicado, pero puede utilizarse fácilmente imprimiéndolo en una simple hoja de papel en tamaño A4 o A3, para posteriormente doblarlo en sentido horizontal o vertical, según explicaremos a continuación.
Como explicaba el propio Patrick Geddes (1960: 249), “considérese que esta hoja de papel representa nuestro registro de la vida; el lado izquierdo queda para los aspectos más pasivos, o sea para el ser humano modelado por el lugar y por su labor, en tanto que el lado derecho corresponde a la acción; al ser humano que orienta su vida diaria y rehace el lugar”.
Doblamos ahora la hoja por el medio, horizontalmente; nos queda así cuatro sectores cada uno de los cuales corresponde a uno de los principales campos de la vida humana; el mundo de afuera tanto activo como pasivo y el mundo de adentro tanto pasivo como activo. A cada uno de estos sectores corresponde una máquina pensante con nueve recuadros.
Veámoslo a través de un ejemplo. El verano pasado paseaba casi todos los días por la Vega de Granada. Me gusta andar por el campo, aunque sea cultivado, para despertar mis sentidos, incrementar mis experiencias, pensar mientras ando y escribir a la sombra de un árbol a los pies de alguna de las acequias que alimentar las tierras de la vega granadina. En uno de estos paseos di con un amable campesino, ya jubilado, que tiene una parcela para cultivar sus verduras y frutas. Me contó algo de su vida. Desde mi joven trabajó en el campo cultivando tabaco hasta que este cultivo empezó a dejar de ser rentable. Entonces decidió montar una tienda en el cercano pueblo de Churriana de la Vega. No obstante, él no ha querido perder los vínculos con la tierra y mantiene su parcela de la que obtiene productos para su propio hogar. Esta labor en el campo la alterna con la atención a sus obligaciones familiares y las partidas de dominó con sus amigos.
En uno de estos paseos conocí a otra persona: José Luis Salamanca Maroto “GUI”. El también es una persona criada en un ambiente agrícola. Sin embargo, su vida profesional estuvo desligada durante mucho tiempo del campo. Como él mismo cuenta en la introducción de la página web de su proyecto (www.lahuertadegui.com), después de veinticuatro años dedicados al mundo de la comunicación, dio un giro de 180 º en su vida profesional y decidió hacer realidad su sueño, “con amor y pasión”. Su sueño era la creación de un huerto ecológico que ofrece la posibilidad de apadrinar un huerto y comprar frutas y hortalizas cultivadas de manera completamente ecológica.
Vemos, por tanto, ejemplarizados los dos tipos de personas de las que hablaba Geddes: “el hombre modelado por el lugar y por su labor”, carente de una vida interior plena y vida plena efectiva, representado por el campesino jubilado que alterna su tiempo entre el campo y la partida de dominó; y “al hombre que orienta su vida diaria y rehace el lugar”, encarnado en Gui. A Este último, un día alguien le preguntó cuáles eran los principales propósitos de su vida, a lo que él contestó: “sentirme vivo cada día, hacer felices a los que me rodean y tener siempre sueños que perseguir”. Esta última expresión es un claro indicador de que Gui tiene una vida interior plena, cargada de ideales, ideas acumuladas fruto de su esfuerzo de auto-aprendizaje y sueños. Y, además, cuenta con la suficiente fuerza interior y determinación para hacerlos efectivos y contribuir así a un cambio en el modo de producción agrícola, mucho más sostenible, sano y en contacto directo con la madre tierra.
La diferencia entre ambas personas, representativas de los dos principales tipos de personas que nos rodean, es notable. La primera es una persona noble y amable, que aún mantiene la vinculación de la tierra, pero no dedica parte de su tiempo, que sepamos, al enriquecimiento de su vida interior, ya sea en el plano espiritual, intelectual o artístico. Ni tampoco participa de manera activa en la vida política y cultural de su pueblo o está implicado en la restauración de su entorno natural y cultural. Por el contrario, Gui es una persona idealista, con un elevado sentido de la ética, un afán de conocimiento que le ha llevado a formarse y autoformarse en el campo de la agricultura ecológica, una gran capacidad imaginativa y, con dijimos con anterioridad, voluntad, capacidad de sacrificio y determinación para convertir sus sueños en realidad.
Gui, con su labor, está contribuyendo a “rehacer el lugar”. Ama la tierra y tiene una visión holística del medioambiente. Pone sus conocimientos y su voz al servicio del bien común, participando en programas de radio, televisión y en reportajes de prensa para difundir la agricultura ecológica. Y es capaz de implicar a más personas en su proyecto a través del apadrinamiento de huertos, el crowdfunding y la creación de un grupo de amigos en torno su proyecto. Todo ello constituye una valiosa aportación al cambio de paradigma que hoy día está emergiendo entre las ruinas del decadente orden actual económico, ambiental y social. Por todas partes están surgiendo iniciativas similares a la de Gui, como prueba de los cambios que están sucediendo en el campo del pensamiento y la acción cívica.
El diagrama de la espiral de la vida, ideado por Geddes y reintepretado por mí, es una herramienta muy útil para facilitar este proceso de renovación de la vida, reeducación de las mentes y reconstrucción del medioambiente que necesitamos para que recuperemos el perdido equilibrio entre los seres humanos y la madre tierra.
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