Mi participación como Profesor colaborador en el Master Universitario Oficial de Educación Secundaria, Formación Profesional, Bachillerato e Idiomas de la Universidad de Granada, en la Facultad de Educación, Economía y Tecnología de Ceuta, me ha permitido exponer a los alumnos los principios fundamentales de la educación integral según la definió, de manera completamente visionaria, Patrick Geddes.
Los objetivos de nuestro programa formativo fueron los siguientes:
El contenido de nuestro programa formativo es el que se expone a continuación:
Nuestra primera sesión fue de carácter metodológico. Se trataba de introducir a los alumnos en los principios en los que se basaba el pensamiento analítico y cómo éste fue superado por el pensamiento sintético de mano de autores como Le Play o Patrick Geddes. Buena parte de la clase la dedicamos a explicar la génesis y el funcionamiento de la máquina pensante o diagrama de papel plegado que el propio Geddes bautizo como «Notación de la Vida», aunque nosotros la hemos preferido llamar la espiral de la vida, como también la denominó Geddes en algunos de sus escritos.
Entrando en detalle estos fueron los contenidos de nuestra sesión metodológica
En el método analítico, como explicamos a nuestros alumnos, la acción tiene un carácter exclusivamente bidireccional. Como representamos en la siguiente diapositiva, el sujeto activo, en este caso un agricultor (A) actúa sobre una parte pasiva, el campo de cultivo (B).
O puede suceder justo lo contrario. Cuando llueve, por ejemplo, la parte pasiva es el propio ser humano y la activa es la naturaleza que a través de la lluvia aporta el agua necesario para que puedan vivir nuestros árboles y nuestros campos nos suministren el sustento necesario para nuestra subsistencia.
El método analítico no es sólo una manera de actuar, sino también de observación. Ya no hablamos de parte activa o parte, sino de sujeto objetivo o subjetivo. En la primera de las posibilidades que contempla el pensamiento analítico, un sujeto objetivo, -en el caso que nos sirve como ejemplo, un pintor-, observa una realidad y a través de su mente refleja su visión subjetiva en un cuadro.
Pero sucede que quién consideramos objetivo, el ser humano, no lo es, pues como demuestra algunos juegos mentales no todo es lo que parece y nuestra visión nos juega alguna que otra mala pasada y nos lleva a engaño. Para ejemplarizar lo que estábamos intentando explicar nos apoyamos en el conocido caso de la silla de Beuchet, a partir de un interesante vídeo producido por National Geographic
A esta altura era ya evidente que el método analítico se basa en principios reducionistas y limitados que merecen una profunda crítica, cuyos principales puntos son los que exponemos a continuación:
El cuestionamiento del pensamiento analítico dio lugar a la emergencia del pensamiento sintético, basado en los siguientes principios:
Gracias al siguiente ejemplo explicamos a nuestros alumnos cómo se piensa y actúa cuando operamos desde la concepción sistémica.
Cuando no seguimos las pautas del pensamiento y la acción sistémica puede que nos ocurra algunas de las cosas que mostramos en la siguiente diapositiva. En el primer caso, al cruzar el río no hemos realizado un adecuado análisis de las condiciones del río, ni hemos sintetizado de manera adecuada toda la información disponible. O puede que carezcamos de los conocimientos necesarios para evaluar adecuadamente la situación y al final actuamos de una manera irreflexiva e imprudente que puede acabar con nuestra vida. También es posible que debido a nuestra falta de observación detallada, análisis y síntesis optemos por soluciones innecesarias y costosas, cuando usando nuestra capacidad de análisis y síntesis podemos cruzar el río de forma fácil, sencilla y económica. La sociedad actual es muy dada a utilizar medios excesivos que tienen un alto coste ambiental y energético, cuando las cosas podrían hacerse de una manera mucho más sencilla y barata.
Ya a finales de siglo XIX comienza las primeras críticas al pensamiento analítico. En el campo de la geografía una de las voces más cualificadas que empiezan a escucharse es la Frederic Le Play. Durante muchos años, Le Play estudia las condiciones de trabajo de los mineros ingleses y reflexiona sobre la interacción entre los mineros y las minas. Nace así su formula de «lugar, trabajo y gente». Para Le Play, entre la mina y el minero se establece una relación sinérgica en la que al mismo tiempo que el minero modifica el lugar mediante su trabajo, las condiciones que el mismo crea influyen en su estado físico y mental. De esta idea surgen los primeros movimientos tendentes a dignificación de las condiciones de trabajo y la necesidad de establecer unos vínculos respetuosos como el medio ambiente.
En 1879, el joven estudiante Patrick Geddes, después de estudiar zoología con el profesor Thomas Huxley en la Real Escuela de Minas de Londres, se desplaza a la Universidad de la Sorbonne, en Paris, donde establece el primer contacto con las teorías de Comte y Le Play. Conoce a este último y se muestra muy interesado en su formula de «Lugar, Trabajo y Gente». Como botánico, no tarda en establecer una relación entre esta formula geográfica con la medioambiental de «Medio Ambiente, función y Organismo». En ambos casos se establece una relación interactiva en la que, como explicita el siguiente ejemplo, «Holanda hace al holandés» y el «holandés a Holanda».
Geddes percibió, sin embargo, lo inadecuado de la formula de Le Play al forzársela a expresar el aspecto activo de la ecuación en los mismos términos que el pasivo, por ejemplo, la «Gente» sobre la que se actúa es lo mismo que la «Gente» en acción; en tanto que, por supuesto, la Gente Pasiva (sobre la que se actúa) reflejará propiedades diferentes a la Gente Activa, por más que se trate del mismo «organismo» en ambos casos. Por consiguiente Geddes amplio la formula añadiendo a la parte pasiva de la izquierda, un lado activo representado por la política, la sinergia y la política.
Geddes descubría también otro lado en esto, especialmente el aspecto subjetivo, interno, o lo que el llamaría el mundo de adentro. Como biólogo tenía conciencia de que faltaban los factores psicológicos y culturales. Por consiguiente amplió más el diagrama dando lugar al primero bosquejo de su notación o espiral de la vida.
Cuando Geddes estaba reflexionando sobre estas cuestiones, recibe un subsidio de la Asociación Británica para el Progreso de la Ciencia a fin de efectuar investigaciones geológicas y biológicas durante un año en México. Durante esta expedición enferma de la vista y queda ciego durante tres meses, periodo en el cual Geddes inventa las «máquinas pensantes» o diagramas de papel plegado.
No sabemos qué le pasó a Geddes en aquellos meses de ceguera. Una mente tan prodigiosa e inquieta como la suya, y curioso observador de la naturaleza con era él, se volcó en escrutar su mundo interior. Cuando recuperó la visión ya no era el mismo. Un cambio profundo afectó a su percepción de la vida y encontró la manera de expresarlo a través de sus enigmáticos diagramas. El primero de ellos es una simple espiral en movimiento con cuatro cuadrantes sobre los que escribió las palabras Town, School, Cloister y City (Pueblo, Escuela, Claustro y Ciudad). Fue su primera aproximación a la hora de relacionar e integrar las esferas de ciencias hasta entonces separadas como la biología, representada por la espiral; la psicología y la sociología.
Patrick Geddes no sólo una gran defensor y potenciador de la vida, sino que también se preocupó por la conservación y revalorización del patrimonio cultural. Como buen conocedor de la cultura celta, con tanta influencia en su Escocia natal, relacionó la forma de la espiral con la famosa espiral celta que fue ultrajada y mancillada por los nazis en su criminal aventura fascista. A partir de la cruz celta explicó que representaban las cuatros cuadrantes en los que había dividido la espiral.
El primer cuadrante es el de “la vida práctica sencilla” (1). Corresponde al espacio donde discurre nuestra existencia habitual, donde trabajamos y compartimos la vida con los demás. Con el segundo cuadrante (2) pasamos al mundo de adentro, el de los recuerdos y obras mentales simples. Sin salirnos del mundo de adentro, nos dirigimos al cuadrante de “la vida interior plena”, el del pensamiento y los sueños (3). Por último, una vez recorrido el mundo de adentro enriquecido por la actividad mental elevada, volvemos al mundo de afuera para disfrutar de una vida plena efectiva (4).
Sobre este esquema básico siguió trabajando y añadiendo nuevos elementos que lo enriquecían y ampliaban. El siguiente paso fue añadir los ejes que marcaban la actividad en cada uno de estos cuadrantes. Que es el diagrama del que venimos hablando.
El cuadrante de la vida práctica sencilla (1), como vemos en este esquema, hay que encuadrarlo en el mundo pasivo-objetivo. La cuerda que marca su actividad está representada por el lugar, trabajo y gente. No es casual que utilizará estos conceptos, ya que el mismo año en el que quedó ciego, y tuvo la primera intuición de su máquina de pensar, había estado, como dijimos antes, varios meses en la Universidad de la Sorbonne, en París, lo que le permitió entrar en contacto con las teorías de Comte y Le Play. Este último le aportó la idea de la profunda interrelación entre el lugar, el trabajo y la gente; y su incidencia en la conformación de la idiosincrasia de los pueblos y la elección de las actividades laborales que allí tienen mayor difusión e importancia.
El segundo cuadrante (2) corresponde, como vimos, a la vida mental simple. El eje que marca nuestro elemental mundo de adentro pasivo-subjetivo aparece representado por la razón, la experiencia y los sentimientos, en un orden ascendente que ya veremos no es tan sencillo ni unidireccional. En este mismo mundo de adentro, pero ahora activo subjetivo, pasamos al cuadrante de la vida interior plena (3), que viene marcado por los ideales, las ideas y la imagen. Desde aquí nos elevamos a la vida plena efectiva (4), regresamos al mundo de afuera, donde nos esperan la política que, mediante la sinergía, nos conduce a la realización de los ideales e ideas que mueven nuestra vida.
Llegamos, de este modo, a la “máquina de pensar” propiamente dicha, que Patrick Geddes denominó “la espiral de la vida”, “la notación de la vida” o “el sentido de la vida”, según la ocasión o el momento. Nosotros preferimos quedarnos con la denominación de “la espiral de la vida”. Veámosla e intentemos explicar cómo funciona esta original “máquina de pensar”.
Como se puede observar el diagrama se ha complicado bastante. Al combinar la espiral, con los cuadrantes y éstos con los ejes o cuerdas que marcan cada uno de los espacios, tanto del mundo exterior como interior, nos ha quedado un esquema con treinta y seis subcuadrantes. El mundo objetivo-pasivo o de la vida práctica sencilla pasa ahora a denominarse el de los ACTOS o hechos (PUEBLO). Es el mundo del lugar, el trabajo o la gente, en términos humanistas; o el del Medio Ambiente, función y organismos, si lo abordamos desde el prisma de la ecología. Del primero, es decir del lugar, se ocupa la geografía. El trabajo es el tema de estudio de la economía. Y la antropología es la encargada del análisis de las gentes o pueblos.
Partimos del lugar, del espacio en el que se desenvuelve nuestra vida cotidiana. Desde el punto de visto del trabajo, el lugar se nos muestra en su dimensión de suministrador de los recursos necesarios para el desarrollo de las actividades económicas. Estas condiciones naturales son las que marcan el carácter e idiosincrasia de las gentes del lugar, pues, como dijo Le Play, “si el holandés hace a Holanda; Holanda hace al holandés”. Geddes hizo también suya esa expresión que queda reflejada en las casillas “trabajo-gente” y “lugar de trabajo”.
Al otro lado de la cuerda de la “vida práctica simple”, y en dirección al mundo de las OBRAS, y de fuera hacia adentro de la espiral, el lugar se cruza de nuevo con el trabajo, pero en su dimensión espacial simple, es decir, los lugares concretos en los que se trabajaba, ya sea el mina, el bosque, los cultivos, el mar, los comercios o las fábricas. Todo ello determina el “lugar del pueblo”, entendiendo bajo esta acepción a la localización de un determinado núcleo urbano en el contexto regional, nacional y mundial que va a depender, como vemos, de los vínculos entre lugar, trabajo y gente que coinciden en la misma línea del diagrama. Pero sigamos en la línea del lugar. Ahora ya hemos traspasado la línea imaginaria de la realidad objetiva y entramos en el mundo interno. Los lugares pasan a la vida interna del ser humano a través de los sentidos y enriquecen nuestra vida a partir de los sentimientos que nos suscitan (sensación sensorial) y las experiencias que acumulamos primero en la escuela y luego en contacto directo con la naturaleza (sentido experimentado).
Por su parte, el trabajo en su camino hacia el mundo interno determina nuestras ocupaciones y las habilidades que vamos desarrollando a través de nuestra (experiencia sensorial). Como observamos en el diagrama, las habilidades, según Geddes, van aumentando con el incremento de las experiencias, por eso los relaciona con una flecha bidireccional.
En el núcleo central de la espiral de la vida, las personas están íntimamente unidas a los sentimientos. Esto nos da pie a comentar que el lema de Patrick era simpatía, sinergia y síntesis, representados por tres palomas en referencia a la paz. La simpatía era entendida por Geddes como el amor por todas las formas de vida, comenzando, claro está, por las personas. Partiendo del centro de la espiral, los sentimientos que nos despierta el contacto con las personas y la naturaleza son transmutados, en el cuadrante de la vida interior plena, en emociones profundas que son el origen de los ideales, ya sean sociales, económicos o políticos. Como podemos apreciar en el esquema de Geddes que reproducimos a continuación, los ideales, las ideas y la imaginación, -que constituyen la cuerda de la vida interior plena-, se relacionan con los principios básicos de la civilización occidental: la bondad, la verdad y la belleza. La bondad es el campo de la ética, y en relación con ella, surgen los ideales que se dirigen hacia la realización y la formulación a través de la política. Estos ideales deben ser llevados a la práctica por medio de una “Iglesia Militante” o, dicho en términos laicos, por la labor de una “ciudadanía comprometida y activa” que nos conduzca a la ethopolítica o eupolítica.
Las “sensaciones experimentadas” en la vida mental simple, que establecen nuestra conducta, se combinan con los ideales dando lugar a la “emociones ideadas” y éstas se convierten en las doctrinas que nos lleva, por un lado, a las ideas; y por otro, al desarrollo de símbolos y notaciones gráficas que utilizamos para representar tanto las ideas como los frutos de nuestra imaginación. El camino de las ideas es el de la verdad, relacionada con la síntesis, la filosofía y la historia. Es una senda a los que nos dirigimos a través de la acción y la educación para llegar a la cultura. El otro camino paralelo, relacionado con los ideales y las ideas, es el de la imaginación o los sueños. Es una larga senda que parte de la belleza, conforma la estética y dirigimos hacia el diseño de planes y proyectos, la poesía, el arte, el teatro y la arquitectura.
A través de los caminos de la bondad, la verdad y la belleza llegamos al cuadrante superior de la Espiral de la Vida. En este plano superior, los ideales son adoptados por la musa Erato y llevados a la acción por la ethopolítica. Sus hijos e hijas, las ideas, son a su vez amparados por Polimnia, y convertidas en sabiduría. Tanto los ideales, como las ideas, son bastante inquietas y avanzan con el paso del tiempo. La encargada de observar como evolucionan ambas es el la labor de Clío, la musa de la historia. En el camino, como hemos comentado, se encuentran con su madre la imaginación y sus hermanos, que son los sueños. Estos han dejado en su senda un amplio rastro de planes, poesía y arte, en compañía de Euterpe y Talia. Cuando al final de camino se junta de nuevo la familia, -los ideales, las ideas y los sueños, son recibidos por Urania, la diosa de la Totalidad, que, en recompensa, les permite cambiar el mundo y a los hombres les hace gozar de una vida plena, rica y significativa.
El ascenso a la vida plena efectiva, al Monte del Parnaso, donde residen las Musas, no se puede abordar en línea recta, sino mediante esta Espiral de la Vida. Una espiral, que como hemos descrito, está constituida por cuatro tramos: hechos, recuerdos, proyectos y actos. Y cuatro escenarios: el pueblo, la escuela, el claustro y la ciudad.
Para quienes viven en el valle la vida se reduce un círculo concéntrico de hechos y recuerdos. Toman la senda de la Monte del Parnaso aquellos que transforman sus conocimientos, experiencias y sentimientos en ideales, ideas e imágenes, y de ahí a realizaciones efectivas. El ascenso desde los círculos infernales al Purgatorio y el Cielo que emprendieron Dante y Ovidio fue en espiral. Así también la forma que adoptan las plantas en su crecimiento es en espiral. Decía Patrick Geddes que «la vida es una espiral, que trabaja durante la semana y descansa los domingos, gozando, soñando, planeando de nuevo. Aquellos cuyas mentes tienen grandes vueltas o bien muchas en sus espirales son las vidas más grandes».
Patrick Geddes no fue el único que relacionó la vida con un espiral ascendente y dinámica. Ralph Waldo Emerson, referente indiscutible de Lewis Mumford, describió la vida como una escalera en espiral: “…despertamos y nos encontramos en una escalera, hay escaleras por debajo de nosotros por los que parece que hemos ascendido. Hay escaleras por encima que se pierden de vista”. A partir de esta idea y por su propia reflexión, otros autores han continuado, -sin establecer ningún de conexión con los trabajos de Patrick Geddes-, con la descripción de la espiral de la vida. El psicólogo Clare W. Graves, llego a afirmar que “la psicología del ser humano maduro es un proceso espiral, emergente y oscilante en continuo despliegue marcado por una progresiva subordinación de comportamientos más antiguos y de orden inferior a otros más nuevos y de orden superior, conforme van cambiando los problemas existenciales del hombre”.
Las tesis de Graves fueron enriquecidas por Richard Dawkins y su teoría de los memes. Posteriormente, Don Beck y Chris Cowan desarrollaron el concepto de la Espiral Dinámica. En opinión de ambos pensadores, “un vórtice espiral es la figura que mejora refleja la emergencia de los sistemas humanos evolucionando a través de niveles de complejidad creciente. Cada giro ascendente de la Espiral marca el despertar de una versión más elaborada sobre lo que existe en un momento dado. La espiral humana consiste, por tanto, en una cadena enrollada de sistemas de valores, visiones del mundo, y actitudes que son cada una de su tiempo y condiciones”.
La tarea de conocer y explicar la Espiral de la Vida ha sido continuada por autores como Ken Wilber que en su libro “Un teoría de todo. Una visión integral de la ciencia, la política, la empresa y la espiritualidad”, centra su reflexión en lo que él llama la “Espiral Sorprendente”.
Todos estos autores que venimos citando han caído, -desde mi punto de vista-, en cierto intelectualismo, de gran nivel eso sí, pero no han sido capaces, como lo hizo de Patrick Geddes, de describir un método, de diseñar una “máquina de pensar”, que nos ayude a dar vueltas en nuestra propia espiral vital para lograr una vida plena, rica y significativa. Nosotros hemos aplicado su método a la expansión de la vida en cada una de las etapas de la existencia y diseñado unos programas formativos que permitan desplegar la espiral de la vida. Ahora se trata de aplicarlos, pues como decía Geddes, “vivendo discimus, creando pensamus” (aprendemos viviendo, pensamos creando), a lo que añadió su discípulos Lewis Mumford, “agendo parlamos, dubitando agrimus” (actuando hablamos, dudando conveníamos).
Deja un comentario