Ceuta está abrazada por el mar. Este mar es un santuario para la flora y la fauna marina al ser una zona de de contacto entre el agua fría del Atlántico y la más cálida del Mediterráneo. Es un umbral, una puerta a la eternidad que se abren en ambos sentidos. Proporciona una amplia variedad de hábitats sobre los que se asienta una enorme biodiversidad que abarca desde microfauna hasta aves marinas, tortugas y cetáceos.
Ceuta es historia líquida. Es tiempo en estado líquido. Un tiempo que, como dejo dicho Jorge Luis Borges, “es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río”.